Masaccio: Adán y Eva expulsados del Paraíso.

martes, 30 de enero de 2018

DIEZ GEMAS OCULTAS EN LA DISCOGRAFÍA DE METALLICA





Se acerca uno de los momentos más importantes del año en lo que a espectáculos en directo en nuestro país se refiere: los esperadísimos conciertos de la banda de San Francisco Metallica.
Seis años lleva la banda sin venir a tocar a España, desde su magnífica descarga en el desaparecido festival Sonisphere del 2012, donde dieron un concierto mítico tocando íntegramente su disco de mayor éxito, The Black Album (1991), con motivo del vigésimo aniversario del mismo. Si queremos buscar la última fecha en la que los cuatro jinetes tocaron en nuestro país fuera del marco de un macro festival deberemos retroceder hasta el año 2009, en el que agotaron dos noches en el palacio de los deportes madrileño presentando el disco Death Magnetic (2008). Aquella ocasión también fue para recordar, teloneados por Mastodon y Lamb of God y con uno de sus espectaculares montajes de escenario situado en mitad del recinto. Las ganas de volver a ver al grupo en un espacio cerrado y con su montaje propio son enormes, por eso no es de extrañar que las entradas para esta nueva visita hayan volado, agotándose en pocas horas en medio de la desesperación de sus innumerables fans.
Se aprecia el nerviosismo y la ilusión flotando en el aire a medida que se acerca la fecha señalada y la labor de los distintos medios es ir caldeando el ambiente como se merece. Empiezan a aparecer las discusiones, los repasos a la carrera del grupo y las listas de grandes clásicos. En DiabloRock no vamos a ser menos y queremos sumarnos a esta gran celebración, pero lo vamos a hacer a nuestro estilo, de una manera algo distinta.
Hemos confeccionado una lista de temas, pero en esta lista no vas a encontrar Enter Sandman, ni Master of Puppets, ni Nothing Else Metters, ni siquiera One. Vamos a bucear en los rincones ocultos de la discografía de esta gigantesca banda para rescatar un puñado de temas más o menos olvidados. Temas que no se suelen pinchar en ninguna parte. Temas que nunca o casi nunca tocan en directo. Temas que solo conocen los fans más fieles de la banda, aquellos que han escuchado atentamente y en su integridad todos los álbumes del grupo. Temas, en definitiva, que han pasado desapercibidos, bien por estar eclipsados en sus respectivos discos por clásicos de mayor calado o bien por tocar zonas muy polémicas para lo que se supone que es el sonido de la banda. Pero en cualquier caso todos ellos buenos temas, que creemos merecen una revisión y reivindicación, y para eso estamos nosotros aquí.
Ahora que la banda está haciendo las maletas y llenando sus camiones con equipo con destino a nuestro país para presentar unos shows que sin duda serán recordados durante mucho tiempo por los asistentes, nos ha parecido un buen momento para dar un repaso a estas gemas ocultas, darles una nueva escucha y utilizarlas también como excusa para repasar momentos clave y curiosidades dentro de la enorme carrera de esta legendaria banda, sin duda una de las más importantes dentro de la historia de la música. Si queréis podéis acompañarnos en este artículo especial. Comenzamos:



  1. WASTING MY HATE
    (Hetfield, Ulrich, Hammett)
    Load. 1996.

Metallica llevan conviviendo con la polémica desde el comienzo de su existencia. Cuando en su segundo disco Ride the Lightning (1984) incluyeron la balada Fade to Black, ya surgieron voces acusándolos de vendidos. También se puso el grito en el cielo cuando filmaron un videoclip para su tema One, del disco ...And Justice for All (1988), ya que la banda había manifestado en diversas ocasiones que jamás filmarían un videoclip para promocionar su obra. Cuando salió a la venta el disco Metallica (1991), popularmente conocido como el disco negro, muchos fans renegaron de ellos al tratarse de un disco menos progresivo, de melodías más sencillas y contundentes, y con una producción orientada a un abanico más amplio de público.
Como decimos la polémica acompañó a la banda casi desde el primer momento, pero no dejaban de ser gritos aislados aquí y allá que en modo alguno frenaban la imparable marcha hacia adelante de la banda, hasta el Load... Con este disco, editado en 1996, la cosa ya sí que se salió de madre.
Tras el disco negro, que fue un increíble éxito a nivel mundial, y la mastodóntica gira para presentarlo, la banda se encontraba en su momento más alto de popularidad, y decidieron tomar una de las decisiones más arriesgadas de toda su carrera: cortarse el pelo. Sí, ya sé que puede sonar algo ridículo a día de hoy, pero en su momento fue toda una conmoción. Muchos fans se lo tomaron como una alta traición y el gesto inequívoco de que finalmente se habían vendido al mainstream. Y cuando su esperadísimo nuevo disco se puso finalmente a la venta la expectación era máxima. Hasta tal punto que las tiendas de discos abrieron a las doce de la noche para atender la demanda de la marea de ansiosos fans que no podían esperar ni un minuto más para escuchar qué habían perpetrado los de San Francisco y comprobar si la espiral ascendente de calidad musical continuaba su curso imparable. El que escribe estas líneas fue uno de los que hicieron cola esa noche a las puertas de la desaparecida tienda de discos madrileña Madrid Rock para comprobarlo, y podía observar cómo la gente delante de mí salía ilusionada con el disco bajo el brazo para ponerlo a todo volumen en los equipos de música de sus coches. Al principio, con el tema Ain't my Bitch, parecía que la cosa iba bien. Era algo distinto a lo habitual, pero era un trallazo. No obstante a partir del segundo tema, titulado 2x4, ya empezabas a ver muecas extrañas en el respetable.
Load era un disco que mostraba una enorme inquietud e inventiva, pero también un deseo de salirse de los márgenes del metal y acceder a otros sonidos y público, todo ello sin duda motivado por el enorme puñetazo que la escena de Seattle y su nuevo sonido, denominado Grunge, había provocado en la industria musical. Era el primer disco de Metallica que no podía denominarse en modo alguno como thrash metal. Seguía habiendo caña y distorsión, pero también había sonidos alternativos, blues e incluso country. Algo impensable y muy jodido de digerir para sus fans más duros. Por todo ello puede considerarse sin lugar a dudas el disco más polémico en la historia de la banda. Con el, para bien o para mal, accedieron totalmente al mainstream. Ahora se codeaban con gente como U2 o The Rolling Stones y ocupaban todo tipo de portadas. A raíz de eso una importante base de sus fans, aquellos que los habían aupado hasta ahí, renegaron de la banda. Las declaraciones de un Lars Ulrich con los ojos totalmente maquillados gritando a viva voz «No queremos volver a ser una banda de heavy metal nunca más» por supuesto tampoco ayudaron a calmar el ambiente.
Mucha gente considera Load el principio del fin. No así el que escribe este artículo. Load es un disco valiente, inspirado y lleno de temazos. Un disco a reivindicar y que ha envejecido a la perfección.
Entre sus muchas joyas ocultas podemos mencionar este Wasting My Hate. Resulta extraño que haya pasado tan desapercibido teniendo en cuenta que es el tema más cañero y enérgico del disco, uno de los pocos que deberían gustar sin reservas a la vieja guardia de sus fans por su actitud punk y que sin duda merecería más presencia en los directos.





    1. WHERE THE WILD THINGS ARE
      (Hetfiel, Ulrich, Newsted)
      Reload. 1997.


A pesar de toda la polémica, las ventas y la gira de presentación de Load fueron un éxito rotundo, pero la brecha ya se había abierto. Y cuando anunciaron la publicación de un nuevo disco dieron otro palmo de narices a los que imploraban por una vuelta a las raíces de la banda y el sonido thrash, dejando claro que iban a ser una serie de canciones compuestas y grabadas en las mismas sesiones que las del polémico Load. Con el original título de Reload apareció el disco, y volvió a ser la pesadilla de los viejos fans. Seguía la exploración de nuevos terrenos musicales, los medios tiempos calmados y melódicos y, como guinda, un tema con aires folk. Aquí es cuando muchos fans optaron por bajarse del barco definitivamente.
Reload es un buen disco y contiene algunos clásicos como Fuel o The Memory Remains, pero hay que reconocer que las composiciones esta vez no son tan inspiradas y hay un porcentaje bastante alto de relleno, lo que sitúa a este disco unos peldaños por debajo de Load. Aunque la banda proclame que su intención era que ambos discos estuviesen al mismo nivel uno no puede dejar de tener la sensación de que se trata de un puñado de descartes y caras B. Esto ha dado pie a que mucha gente elucubre con la idea de que lo suyo habría sido sacar un solo disco con los temas más redondos de ambos trabajos. ¿Habría sido así mejor aceptada esta etapa de la banda? Nunca lo sabremos.
Entre las gemas ocultas de este Reload destacamos el tema titulado Where the Wild Things Are. Un tema que ha pasado completamente desapercibido a pesar de su calidad. Algo lógico por una parte ya que se trata de un tema muy extraño e inusual para una banda como Metallica, sin el más leve rastro de thrash metal y con una densidad y atmósfera inquietante que lo acerca más bien a la sonoridad de gente como Alice in Chains. Estamos ante un tema totalmente a reivindicar, la letra y el tono de voz de Hetfield, así como el solo con wah de Hammett, son para enmarcar.
Como curiosidad apuntar que es el único tema de la época Load en el que figura el bajista Jason Newsted en los créditos de composición.



    1. INVISIBLE KID
      (Hetfiel, Ulrich, Hammett, Rock)
      St. Anger. 2003.


A principios del nuevo milenio Metallica se encontraban en el momento más delicado de su carrera. La industria musical había dado otro vuelco dando a luz al denominado nu metal, abanderado por bandas como Korn o Limp Bizkit y caracterizado por un sonido ultra grave y contundente, la ausencia total de solos de guitarra y filigranas egocéntricas y el coqueteo con el rap y la electrónica. No parecía que un grupo como Metallica tuviese mucho que decir por aquí.
La banda, por su parte, hacía frente a la huida de su bajista Jason Newsted, cabreado por los impedimentos de sus compañeros para lanzar su proyecto paralelo Echobrain. También tenían la resaca de las enormes críticas a sus trabajo Load y Reload aún flotando sobre sus cabezas. Estaban cansados y no sabían muy bien por dónde tirar, y lo que es peor, eran unos millonarios a los que, al fin y al cabo, en realidad no les apetecía demasiado verse las caras. Cuando en mitad de la grabación de su nuevo disco James Hetfiel decidió mandarlo todo a la mierda y recluirse en una clínica de desintoxicación para enfrentarse a sus demonios aquello ya parecía abocado a su fin de forma irremediable.
Todos estos problemas, que quedaron reflejados para la posteridad en el documental Some Kind of Monster, desembocaron finalmente y tras una larguísima espera en un disco titulado St. Anger, que puede considerarse casi sin lugar a dudas como el peor de su carrera, aunque aún así tiene sus defensores, claro.
La visión que la banda y el productor Bob Rock tenían para este disco resulta interesante en su planteamiento. Querían un disco crudo, visceral, sin artificios. «Que suene como una banda que se junta por primera vez para tocar en un garaje, solo que esa banda es Metallica» decían en el mencionado documental. Y bueno, a fin de cuentas eso fue lo que consiguieron: un disco con un sonido descuidado y unos temas que sonaban más bien como demos o extractos de jam sessions. Y aunque, como decimos, sea un planteamiento curioso, no está al nivel de lo que se exige a una banda mítica que mueve millones de dolares y de fans y que aspira a seguir llenando estadios.
Tiene el punto de su actitud, de su rabia, pero resulta completamente dilapidado por unas composiciones poco inspiradas y, sobre todo, cansinas.
Excepto el tema que abre el disco, titulado Frantic, y el que da título al álbum, todos los demás pasaron bastante desapercibidos. No obstante se puede rescatar alguna cosilla, como por ejemplo el tema titulado Invisible Kid. Un tema bastante cañero y con mucho ritmo donde se aprecia que Metallica estaban buscando su hueco entre toda esa marea de nuevas bandas. Peca de los mismos defectos que todos los demás temas del disco, su excesiva duración y vagabundeo compositivo. Pero pensad en una realidad alternativa en la que este tema dura cuatro minutos y cuenta con coros de Newsted y os encontraréis con un auténtico trallazo.



    1. DYERS EVE
      (Hetfield, Ulrich, Hammett)
      ...And Justice for All. 1988.


En 1988 nadie lo sabía. Pero este auténtico temazo con el que se cerraba su estupendo disco ...And Justice for All, iba a ser el último tema verdaderamente thrash que los cuatro jinetes escribirían hasta muchísimos años después. Simbólicamente puede considerarse el fin de una era, y vaya final... Riffs furiosos, solos veloces, Ulrich en el que quizás es el pináculo de su labor como batería y Hetfiel escupiendo unas letras cargadas de rabia que en su momento fueron bastante polémicas. Se trata de una carta llena de reproches de un chico hacia sus conservadores y severos padres. Una letra sin duda muy autobiográfica, ya que James se crió en el seno de una familia con unas extrañas creencias religiosas a los que se prohibía paliar con medicamentos los «designios del Señor», lo cual desembocó en que a corta edad tuviese que presenciar la agonía y muerte de su madre a causa del cáncer, siendo este uno de los episodios que le marcarían más profundamente para el resto de su vida. En este tema James parece vaciarse por completo al respecto.
No se atrevieron a tocar este tema hasta el año 2004, y no suele ser un tema habitual en sus conciertos, a pesar de que creemos que debería estar presente de manera obligada en casi todos sus set list ya que pocas veces han igualado este despliegue de energía y mala leche de una forma tan precisa, pasional y sincera.


    1. THE OUTLAW TORN
      (Hetfield, Ulrich)
      Load. 1996.


El tema que cierra el disco de la polémica, y toda una declaración de intenciones. Todo en este tema es épico e inspirado. La omnipresente línea de bajo de Jason, la impoluta producción, James cantando mejor y más sentidamente que nunca una letra fabulosa y una parte final instrumental de absoluto lucimiento por parte de toda la banda, con un dinamismo al alcance de pocos y un crescendo que se encuentra entre lo mejor que la banda ha compuesto en toda su historia.
Este tema resume y redondea todas las aspiraciones que la banda tenía en ese momento de su carrera, haciéndonos ver que el metal se les quedaba pequeño y que tenían mucho más que ofrecer, lástima que no siempre lo hiciesen con este mismo acierto.
Fue uno de los temas incluidos a su vez en el disco S&M (1999) que grabaron junto a la orquesta sinfónica de San Francisco, siendo uno de los momentos en que mejor casa la labor de la orquesta con la de la banda en aquel experimento también bastante polémico.



    1. JUMP IN THE FIRE
      (Hetfiel, Ulrich, Mustaine)
      Kill 'Em All. 1983.


Este tema, en una versión muy primigenia, fue escrito por Dave Mustaine cuando aún se encontraba en su anterior banda Panic y fue su carta de presentación para el nuevo proyecto llamado Metallica que andaban formando dos chavales llamados James y Lars. No hay duda de que junto al tema Hit the Lights de Hetfield, forman el caldo de cultivo a partir del cual se gestó el sonido de Metallica. De hecho estos dos temas, junto a una nueva composición titulada No Remorse, conforman la primerísima demo de la banda, conocida popularmente como Ron McGovney's '82 Garage Demo (1982).
El tema resulta encantador en su simpleza, construido a partir de un riff de guitarra en escala de blues y una serie de rabiosos acordes. Con la voz juvenil y sonrojante de Hetfield, la energía de Lars y los desbocados solos de Mustaine, es uno de los pilares en los que se asienta todo lo que vino después. Como bien sabemos el trabajo de Mustaine fue regrabado por el siguiente guitarrista de la banda, Kirk Hammett, cuando le dieron la patada, pero la sombra compositiva del pelirrojo, totalmente patente en Kill 'Em All, continuaría hasta bien entrado su tercer disco.
Nos encontramos ante un tema tremendamente desenfadado y dinámico que no nos explicamos como no tocan cada vez que se suben a un escenario, algo que sin duda el público agradecería.



    1. THE HOUSE THAT JACK BUILT
      (Hetfield, Ulrich, Hammett)
      Load. 1996.

Nos encontramos nuevamente ante un tema del disco Load, lo que demuestra lo muy reivindicable que es este disco en cuestión. En él James Hetfield alcanzó una de sus cimas creativas como letrista, dando un salto de gigante respecto a muchos de sus textos anteriores. Este disco está plagado de grandísimos escritos, la mayoría tremendamente personales y llenos de pasajes oscuros y melancólicos. Quizás el más personal de todos se encuentre en el tema Mama Said, otra gema oculta cuya letra pone los pelos de punta.
En el tema que ahora nos ocupa podemos ver una clara referencia a los problemas de Hetfield con el alcohol y las adicciones, una agonía que como sabemos acabaría años más tarde con James recluido en desintoxicación. El texto se complementa perfectamente con el paisaje sonoro creado por la banda, un medio tiempo extraño, oscuro y agobiante que nos muestra una faceta de la banda escondida hasta ese momento.
Como tercer tema del Load resultaba chocante, siendo uno de los momentos en que los primeros fans empezaban a torcer el gesto, sin reparar en que realmente era un tema en el fondo mucho más oscuro y siniestro que la mayoría de los que habían compuesto hasta ese momento. Musicalmente se exploran todo tipo de recursos y efectos, como las extrañas armonías vocales o el solo de guitarra con talk box y el resultado es no menos que sobresaliente.
Este tema hasta ahora nunca ha sido interpretado en directo.



    1. HERE COMES REVENGE
      (Hetfield, Ulrich)
      Hardwired... to Self-Destruct. 2016.


Hardwired... to Self-Destruct es el último disco hasta el momento de los de San Francisco. Un disco bastante variado que ha dejado muy buen sabor de boca tanto en la crítica como en el público. Ello se debe a su buena producción y a la colección de temas, bastante heterogéneos y que cubren casi todos los aspectos por los que se ha desplegado la paleta musical de Metallica a lo largo de su dilatada carrera. Algunos temas siguen pecando del gran fallo de la banda durante años, que es el no saber contenerse en cuanto a duración, superponiendo riff tras riff y dando como resultado algunos pasajes totalmente innecesarios. No es el caso de este tema, que aunque sobrepasa los siete minutos resulta bastante dinámico y se puede encuadrar dentro de lo mejor del disco.
La letra, que aborda los sentimientos de venganza, está inspirada en un desgraciado episodio real, el de una joven fan de Metallica que falleció atropellada por un conductor borracho. Hetfield pudo conocer a los padres de la fallecida y se sorprendió por el hecho de que hubiesen podido canalizar su rabia en lugar de simplemente buscar venganza, algo que él no estaba seguro de poder conseguir si se viese en esa situación.

  

    1. ALL WITHIN MY HANDS
      (Hetfield, Ulrich, Hammett, Rock)
      St. Anger. 2003.


Escuchar entero el disco St. Anger es una proeza solo al alcance de unos pocos valientes, debido a los problemas comentados con respecto a la larga duración de los temas y su repetitiva pesadez. Quizás por ello el tema que cierra el álbum haya sido uno de los que ha pasado más desapercibido a pesar de ser un tema bastante notable. Define perfectamente el sentimiento de St. Anger, con una agresividad desbocada a lo largo de sus casi nueve minutos de duración, lo que lo sitúan a mitad de camino entre la genialidad y la tortura. Lars está inmenso durante todo el tema, a pesar del polémico sonido de la caja, y ya simplemente la rabia que despliega James a las voces, sobre todo durante el enloquecido minuto final (Kill! Kill! Kill! Kill!Kill! Kill!) hacen que valga la pena el esfuerzo. Si tan solo lo hubiesen acortado un poco...
Resulta tremendamente curioso que este tema, uno de los más agresivos de todo St. Anger, solo haya sido interpretado un par de veces en directo, y no en su forma colérica original que todos conocemos, sino en una revisión acústica mucho más calmada. Esto ocurrió con motivo de un concierto benéfico en 2007, y podéis encontrar dicha versión buceando un poco por youtube, vale la pena buscarla si no la conocéis.



    1. TRAPPED UNDER ICE
      (Hetfield, Ulrich, Hammett)
      Ride the Lightning. 1984.


Me apetecía despedirme con un clásico, pero es muy difícil escoger un tema de los primeros discos de Metallica y hacerlo pasar por un tema escondido ya que casi todos ellos forman parte ya de la cultura popular y el imaginario colectivo del metal. No obstante hay un recoveco en su segundo disco, Ride the Lightning, que parece haber pasado más desapercibido que el resto. Entre clásicos incontestables como For Whom the Bell Tolls o Creeping Death encontramos ahí escondida la dupla que forman los temas Trapped Under Ice y Escape. El segundo de los mencionados tiene el dudoso honor de ser uno de los temas más odiados por James Hetfield, ya que admite que fue premeditadamente compuesto para intentar crear algo más comercial dentro de su catálogo, para que pudiese ser pinchado en la radio. El primero en cambio es un trallazo de puro y genuino thrash, veloz y repleto de alocados solos de guitarra, y a su vez cuenta con un estribillo pegadizo y marchoso que podría resultar más accesible para un amplio público. Es un tema que se compuso con ideas que Kirk trajo de su anterior banda Exodus y refleja la energía y desenfado de la banda en sus primeros tiempos, y por extensión de toda la escena thrash en general durante aquella época de gestación del género. Es una lástima que no haya sido más reivindicado en directo.



     BONUS TRACK:  El directo soñado... que nunca fue editado.



Si algo ha hecho grande a Metallica han sido sus directos, ya que una cosa está clara: encima del escenario la banda es totalmente imbatible. Es un hecho que podrán comprobar un puñado de afortunados dentro de unos días y algo de lo que ha quedado constancia en la extensa colección de material audiovisual que han editado los de San Francisco a lo largo de su carrera. Desde aquel lejano y emotivo Cliff 'Em All (1987) hasta el más reciente Quebec Magnetic (2012). pasando por la gigantesca caja Live Shit: Binge & Purge (1993), el concierto/película Through the Never (2014), o el Cunning Stunts (1998) de la época Load.
Metallica son conscientes de su buen hacer en directo y así lo han demostrado al editar de forma profesional un buen puñado de sus shows. Por eso sorprende, y mucho, que se hayan dejado en el tintero uno de sus conciertos más especiales.
Hablamos de la serie de cuatro conciertos que se celebraron en Diciembre del año 2011 en el teatro Fillmore de San Francisco con motivo de la celebración de los 30 años de carrera de la banda. Fueron unos shows super exclusivos, a los que solo pudieron acceder miembros del club de fans previo pago de un entrada al precio simbólico de 6 dólares.
Lo que hizo especial a estos conciertos fueron sus set list inusuales y la increíble cantidad de invitados especiales que se subieron al escenario. Cada una de las cuatro noches la lista de canciones interpretadas fue distinta, abriéndose cada concierto con la interpretación de uno de los cuatro temas instrumentales que posee la banda en su discográfica y acabando siempre, tras más de dos horas de show, con la interpretación del mítico Seek & Destroy, con la banda acompañada en el escenario por todos los invitados especiales del día en cuestión. Por supuesto se interpretaron todos los grandes clásicos que uno esperaría escuchar en un concierto de Metallica, pero también se dejó espacio para interpretar un montón de temas inusuales, como algunos de los reseñados en este artículo y muchos otros, como por ejemplo los cuatro temas que conformaron el EP Beyond Magnetic (2008), multitud de versiones de otros artistas, e incluso un tema del denostado disco Lulu (2011). En cuanto a la lista de invitados podemos encontrar a gente de la talla de Ozzy Osbourne, Glenn Danzig, King Diamond, Rob Halford o Jerry Cantrel entre otros, haciendo acto de presencia en el escenario para acompañar a Metallica en esta celebración única. Los momentos más especiales al respecto son los reencuentros con antiguos miembros de la banda como Dave Mustaine, Jason Newsted, su primer bajista Ron McGovney e incluso Lloyd Grant, un guitarrista que militó durante tan solo un par de meses en la banda en sus primerísimos días. Todo ello adornado con chistosos comentarios y anécdotas narradas principalmente por James y Lars.
Por todo lo expuesto estos cuatro conciertos suponen una auténtica delicia para los fans más acérrimos y ofrecen algo totalmente distinto al resto de sus grabaciones en directo. Por suerte Metallica tiene la costumbre, hace ya bastantes años, de grabar el audio de todos sus shows para ponerlos a la venta mediante descarga directa a través de su página web, y se pueden encontrar estas grabaciones buscando un poco por la red. Pero habría sido maravilloso que se hubiesen editado estos conciertos en DVD o Blue Ray, incluyendo un buen montaje y calidad de imagen, así como diversos extras, como por ejemplo entrevistas a los invitados, los ensayos u otros actos que tuvieron lugar durante la celebración del aniversario, todo ello, en un pack con una cuidada presentación, sin duda harían felices a multitud de fans y coleccionistas. ¿Por qué nunca se ha llevado a cabo? Lo ignoramos totalmente, quizás por el lío que supondría conseguir los derechos de imagen de todos los invitados, o quizás las razones sean otras, pero sin duda es algo extraño teniendo en cuenta el olfato de Lars para los negocios. En cualquier caso invitamos a los fans que no los conozcan a buscar estas grabaciones, sin duda disfrutaran enormemente con ellas.



Este texto fue escrito originalmente para la web musical DiabloRock:

martes, 9 de enero de 2018

CRÍTICA: PESTILENCE - HADEON





     La legendaria banda holandesa de death metal regresa con un nuevo trabajo bajo el brazo tras cinco años de silencio discográfico y dos años de parón total de actividad. Tiempo durante el cual la banda ha aprovechado para hacer balance, sacando al mercado dos discos en directo y otros dos recopilatorios y renovado profundamente sus filas, siendo nuevamente Patrick Mameli (Guitarra y Voces) el único miembro constante desde su anterior lanzamiento discográfico.
No es la primera vez que Pestilence se auto destruye para intentar renacer. Ya ocurrió lo mismo a principios de los noventa, tras el revolucionario y mal acogido Spheres (1993). En aquella ocasión la banda sufrió un parón de 15 años, tras los cuales la banda regresó, esta vez con Mameli totalmente al frente, y con una nueva receta sonora en la que, si bien seguían presentes el death y el thrash como base, se añadían otros elementos más contemporáneos y progresivos a su sonido, intentando refrescarlo y modernizarlo añadiendo pinceladas más técnicas y groove. Está jugada no salió del todo bien ni a nivel compositivo ni en cuanto a aceptación por parte de su base de fans, y tras tres discos de estudio acogidos de manera irregular y poco entusiasta por crítica y público Mameli decidía poner otro punto y aparte para pensar y centrarse en otros asuntos.
Ahora Pestilence han vuelto a la acción, y muchos de sus viejos fans se preguntan esperanzados si este periodo de reflexión habrá servido para hacerlos volver a su sonido más tradicional y que mejor resultado les procuró en discos de culto como Consuming Impulse (1989) o Testimony of the Ancients (1991). A todos aquellos que se formulen esta pregunta tenemos que darles una mala noticia: no ha sido así. Pero tampoco hay que lamentarse y decepcionarse de antemano, porque si bien este nuevo disco sigue el camino estilístico marcado por su anterior trabajo Obsideo (2013), resulta compositivamente superior a aquel y sitúa a este Hadeon como su mejor lanzamiento desde su época dorada de finales de los ochenta.
El álbum se abre con una breve introducción de sabor egipcio tras la cual nos encontramos el primer trallazo, titulado Non Physical Existent, basado en un sencillo riff de guitarra con inquietantes armonizaciones y el aporreo constante y sin miramientos de los parches por parte del nuevo fichaje Septimiu Harsan mientras los rugidos de Mameli inundan el espacio sonoro. La formula continúa inamovible durante los siguientes tres temas: riffs rápidos y bases sólidas para temas cortos y directos cuya única finalidad es la evasión del headbanging.
En el sexto tema, titulado Astral Proyection ya se permiten algo más de experimentación, añadiendo voces tratadas y dibujos de jazz para crear atmósferas inquietantes en medio de otros pasajes más convencionales.
En el breve pasaje titulado Subdivisions volvemos a encontrarnos con las mencionadas influencias jazz que nos acercan al innovador Spheres, pero no deja de ser un pequeño guiño antes de que la caña continúe sin miramientos con Manifestations, un tema en el que encontramos quizás los mejores solos de guitarra del disco. Precisamente si hubiese que destacar algo de este nuevo álbum de Pestilence sería el trabajo de las guitarras solistas, nada encorsetadas al género y permitiéndose explorar diversas facetas para crear unos solos que se salen de la media de lo escuchado en discos de este tipo.

Un disco que llega al final tras trece temas directos, compactos y sin descanso que dejan un buen sabor de boca en el oyente. Estamos ante un trabajo que no sorprende demasiado, ni para bien ni para mal y que sin duda no va a revolucionar el género en modo alguno, pero que sirve perfectamente para disfrutar durante algo más de media hora de una buena dosis de death metal facturada por músicos de comprobada solvencia. Para disfrutar sin comerse demasiado la cabeza.

     Texto escrito originalmente para la web musical Diablorock: